¿QUIÉN ES?
Manuel de Agustín
López “El Carota”, había nacido en San Fernando el día 2 de
Agosto de 1924 en el barrio de la Casería de Ossio. Su infancia la
pasó entre la Isla y Cádiz, ciudades que amaba con toda su alma. En
1931, tras el fallecimiento de su padre y cuando contaba siete años
de edad, ingresa en régimen de internado en el Colegio Valcárcel,
sus primeros años en Cádiz, le sirvieron para conocer las
costumbres gaditanas, su Semana Santa, su folclore, su
Caleta…etcétera. Vive los carnavales de la República, desde la
observación de un niño de doce años, carrozas con grandes coros,
chirigotas alegres y bullangueras, tríos y cuartetos con “ange y
gracia pa rabiá”, le marcaron para toda su vida. “Los Pamplis”
de 1935 le impresionaron tanto, que en más de una ocasión comentó:
“Siempre he sentido un gran respeto por el Coro y por el Tango”.
Pero sus recuerdos más agradables serían para las chirigotas y los
cuartetos, entre ellos uno de Manuel López Cañamaque, ¿Vamos a
desarmarnos? De los Salinas, Pepete, Belicas y El Moris, auténticos
artistas de la improvisación, geniales parodistas. Es en estos años
treinta, cuando se afianza estos grupos, llegando los Organizadores
del Concurso Oficial de Agrupaciones a crear premios para esta
modalidad.
Tras
el estallido de la Guerra Civil en el verano de 1936, el Carnaval
quedó prohibido en toda España.
En
la década de los cuarenta, algunos antiguos coristas y chirigoteros,
se reunían en tiendas y cantaban viejas coplas para mantener la
llama encendida de nuestro folclore. Los domingos por la mañana lo
hacían en “El Pasiego” allí se congregaban buenos aficionados
entre ellos el bueno de Manolo, que iba para escuchar los tangos y
cuplé de antaño.
En
los años cincuenta, ingresa en el Cuerpo de Consumistas,
desempeñando su cometido en el fielato de Cortadura hasta su
desaparición, por tal motivo, es trasladado al Ayuntamiento donde
hace funciones de bedel.
Sus
comienzos en el Carnaval lo hace colaborando junto a Agustín
González Rodríguez “Chimenea” en la chirigota “Los Cirujano”
de 1951, durante la década de los cincuenta escribe para buenas
agrupaciones: “Los Astrónomos” 1952, “Los Dementes
Caprichosos” 1953, “Los Marinos del Congo” 1954, “Los Músicos
de Villaguasa” 1957, “Los Antropófagos” 1958, “Los Últimos
de Pernambuco” 1959, “El Profeta Makoki y su secta del Mont
Blanc” 1961.
Sería
a partir de 1962 cuando, a invitación de Pedro Serrano “El
Chicla”, saca el cuarteto “Los tres baturros sin el burro”. A
partir de esta fecha va alternando esta modalidad con la de
chirigota. En 1963 saca el cuarteto “El Abuelo y sus nietos”. Su
gracia innata, con una gran capacidad de improvisación hacían que
sus cuartetos tuvieran un “ange” y una gracia especial. En el
trío “Macanudo, Terremoto y Pepe Cerrojo” de 1964, le acompañaba
dos auténticos cuarteteros: Pedro Serrano “El Chicla” y Pedro
Picón Reyes, este trío formó una revolución en el panorama
carnavalesco de la época, le siguieron otros cuartetos como: “
“Dartacán y los tres mosqueteros” 1965, “Los
Beatles de pueblos” 1967, “Los cuatro brutos del regimiento”
1968, “Los Niños de la lotería de 1800” 1971, “El Moro Juan y
sus nietos” 1972, “Luis Ricardo y su conjunto” 1978, “Los
Desertores de las Malvinas” 1984, y Chirigotas “Los Chicucos de
Villacarriedo” 1973, “Los marinos del María sin fondo” 1974,
etcétera.
Sus
cuartetos y chirigotas eran esperados por el público. La censura no
le importó nunca. Cantaba lo que le apetecía, por cuyo motivo en
más de una ocasión fue llevado a Comisaría. El 5 de febrero de
1978 declaraba a Diario de Cádiz, “Es
imposible que ninguno de nosotros pueda asustarse, porque el que más
y el que menos ha ido a la prevención más de una vez por cantar
cosas que, decían, no debíamos, cuando en realidad era lo que más
quería la gente”.
En 1976, le fue
concedido el máximo galardón del carnaval, el Antifaz de Oro.
Manolo fue el creador de un estilo nuevo de cuartetos. Sus
repertorios se componían de cuplés y popurrits, incluyendo, a veces
en estos últimos, entre músicas, una pequeña parodia improvisada.
Se acompañaba de dos cáscaras de coco que hacía sonar para dar la
introducción a los cuplés. El quería hacer reír siempre y
comentaba: “Hasta que me muera. Y cuando llegue ese día no
quiero tristezas. A mi entierro que vayan los comparsistas con el
bombo, la caja, los pitos. Porque se había muerto un comparsista que
así lo deseó”. El 3 de Junio de 1995, sus amigos estuvimos
en su entierro, pero ninguno cumplimos lo que él deseaba, porque la
tristeza de su muerte, nos apagó las risas que él tanto nos había
dado.
El Aula de Cultura del Carnaval de Cádiz.
FUENTES:
.- Datos extraídos del libro número 11 colección Autores del Siglo XX. Autores: José López Prats, José Vázquez Aragón y Eugenio Mariscal Carlos. Depósito Legal CA 22/07.
.- Datos extraídos del libro número 11 colección Autores del Siglo XX. Autores: José López Prats, José Vázquez Aragón y Eugenio Mariscal Carlos. Depósito Legal CA 22/07.
.- Dibujo de Juan Muñoz
Durán. Gentileza de la Peña “El Molondro”
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